09-17-2021, 10:04 AM
En los últimos meses se está debatiendo la posible aprobación de una variedad transgénica de trigo tolerante a sequías y resistente al herbicida glufosinato de amonio. Este desarrollo estuvo liderado por una investigadora de CONICET de la Universidad Nacional del Litoral en asociación con la empresa Bioceres.
La posibilidad de aprobar este desarrollo tecnológico no estuvo exenta de debate hacia el interior de los últimos gobiernos. La razón principal fue la resistencia de Brasil (principal comprador de nuestro trigo) a aprobar su comercialización. Sin embargo, a partir de 2019 se ha impulsado con mayor énfasis desde sectores del gobierno que no parecen tener relación con la agricultura o el ambiente, pero cuyos funcionarios están vinculados a los intereses de las empresas biotecnológicas.
Surgen muchas reflexiones que podemos debatir como ecológos/as, estas son solo algunas:
1) Hace unos años también hubo un gran debate en torno a la Ley de Semillas y se discute y cuestiona cómo las empresas multinacionales presionan para legislar en favor de sus intereses, lo cual genera conflictos en países con inseguridad alimentaria. Acá una interesante fuente del debate aqui
Llama la atención un doble discurso en esta temática donde parece que muchos coincidimos en la necesidad de frenar los intereses de empresas multinacionales, pero queremos reproducir sus tácticas. Es necesario señalar que el evento de la soja resistente a sequia se
celebra por ser un patentamiento nacional. Entonces surge la pregunta: ¿Frente al capitalismo de empresas multinacionales extranjeras es una solución oponer un capitalismo nacionalista? ¿Las empresas argentinas son intrínsecamente más sensibles socialmente? ¿En qué posición nos pone como país y como desarrolladores de tecnología frente a sus usuarios? Es decir, ¿obligaremos a los agricultores de Paraguay (por poner un ejemplo) a pagar regalías por el uso de nuestros desarrollos e incidiremos sobre sus políticas públicas en favor nuestro? ¿Seremos el "Monsanto" de países menos agraciados con menor desarrollo tecnológico que nosotros? ¿Cuáles serán los efectos ambientales?
La investigación científica en Argentina se está orientando a la producción de patentes como indicador de éxito, eficiencia y utilidad. Este modelo no es el único posible, y un debate con otras alternativas es necesario.
2) Cuestiones ambientales: Es un argumento sostenido como un axioma que estos desarrollos biotecnológicos están orientados a producir más alimentos para una población mundial creciente. No es un debate cerrado que la solución a la necesidad de alimentos se resuelve con mayor producción. Aspectos de tipo político como distribución, precios y especulación financiera son también una parte significativa del problema y, por lo tanto, de la solución. No se puede nunca olvidar que los discursos son fogoneados por actores con intereses muy fuertes en el tema. Los alimentos hoy día son un commodity y su producción está motivada por ganar dinero y no por producir alimentos para una población hambrienta. No es intrínsecamente malo querer ganar dinero, pero el objetivo noble de alimentar al mundo se muestra como una pátina de corrección política para evitar cuestionamientos.
Otro aspecto ambiental es pensar en las consecuencias de mediano plazo del evento específico del trigo resistente a sequía. El cambio climático está alterando los regímenes delluvia en todos lados, cierto, pero es dudoso que este trigo sea producido solamente en zonas húmedas para hacer frente a eventos extraordinarios de sequía. La consecuencia previsible es un avance de la frontera agrícola hacia regiones sub húmedas, con consecuencias socio-ambientales mayormente negativas. En el Chaco Americano, el clima es hoy día el único freno al desmonte y la expansión de la agricultura. Este evento romperá esa frontera y la extenderá hacia zonas donde hasta hoy pensamos sería poco viable. Por otro lado, un trigo resistente a condiciones subhumedas permitiría su uso como cultivo de invierno, ayudando a evitar la erosión eólica en la región. Como se ve, los aspectos ambientales pueden ser negativos o positivos.
La última, y tal vez más acuciante, cuestión ambiental es la resistencia del trigo HB4 al herbicida glufosinato de amonio, que es 10 veces más tóxico que el glifosato. La empresa desarrolladora insiste en que el gen de resistencia se introdujo solo como un marcador molecular. Sin embargo, entre las ventajas del trigo se promociona un mayor rendimiento con aplicación del herbicida para manejo de malezas. Está ampliamente comprobado que desarrollos como la soja RR no han disminuido el uso de plaguicias sino, por el contrario, lo han aumentado frente a la aparición de resistencia en malezas.
Lamentablemente, estos aspectos ambientales no parecen ser puestos en juego en la “mesa chica” de decisiones en el gobierno y solo aspectos comerciales definen el futuro de la agricultura en nuestro pais. Cabe preguntarnos por qué sucede eso: ¿es una actitud deliberada de los representantes del poder ejecutivo? ¿Los/as ecólogos/as no tomamos una actitud proactiva para incluir el enfoque ambiental en la toma de decisiones? Son preguntas abiertas para debatir y resolver.
La posibilidad de aprobar este desarrollo tecnológico no estuvo exenta de debate hacia el interior de los últimos gobiernos. La razón principal fue la resistencia de Brasil (principal comprador de nuestro trigo) a aprobar su comercialización. Sin embargo, a partir de 2019 se ha impulsado con mayor énfasis desde sectores del gobierno que no parecen tener relación con la agricultura o el ambiente, pero cuyos funcionarios están vinculados a los intereses de las empresas biotecnológicas.
Surgen muchas reflexiones que podemos debatir como ecológos/as, estas son solo algunas:
1) Hace unos años también hubo un gran debate en torno a la Ley de Semillas y se discute y cuestiona cómo las empresas multinacionales presionan para legislar en favor de sus intereses, lo cual genera conflictos en países con inseguridad alimentaria. Acá una interesante fuente del debate aqui
Llama la atención un doble discurso en esta temática donde parece que muchos coincidimos en la necesidad de frenar los intereses de empresas multinacionales, pero queremos reproducir sus tácticas. Es necesario señalar que el evento de la soja resistente a sequia se
celebra por ser un patentamiento nacional. Entonces surge la pregunta: ¿Frente al capitalismo de empresas multinacionales extranjeras es una solución oponer un capitalismo nacionalista? ¿Las empresas argentinas son intrínsecamente más sensibles socialmente? ¿En qué posición nos pone como país y como desarrolladores de tecnología frente a sus usuarios? Es decir, ¿obligaremos a los agricultores de Paraguay (por poner un ejemplo) a pagar regalías por el uso de nuestros desarrollos e incidiremos sobre sus políticas públicas en favor nuestro? ¿Seremos el "Monsanto" de países menos agraciados con menor desarrollo tecnológico que nosotros? ¿Cuáles serán los efectos ambientales?
La investigación científica en Argentina se está orientando a la producción de patentes como indicador de éxito, eficiencia y utilidad. Este modelo no es el único posible, y un debate con otras alternativas es necesario.
2) Cuestiones ambientales: Es un argumento sostenido como un axioma que estos desarrollos biotecnológicos están orientados a producir más alimentos para una población mundial creciente. No es un debate cerrado que la solución a la necesidad de alimentos se resuelve con mayor producción. Aspectos de tipo político como distribución, precios y especulación financiera son también una parte significativa del problema y, por lo tanto, de la solución. No se puede nunca olvidar que los discursos son fogoneados por actores con intereses muy fuertes en el tema. Los alimentos hoy día son un commodity y su producción está motivada por ganar dinero y no por producir alimentos para una población hambrienta. No es intrínsecamente malo querer ganar dinero, pero el objetivo noble de alimentar al mundo se muestra como una pátina de corrección política para evitar cuestionamientos.
Otro aspecto ambiental es pensar en las consecuencias de mediano plazo del evento específico del trigo resistente a sequía. El cambio climático está alterando los regímenes delluvia en todos lados, cierto, pero es dudoso que este trigo sea producido solamente en zonas húmedas para hacer frente a eventos extraordinarios de sequía. La consecuencia previsible es un avance de la frontera agrícola hacia regiones sub húmedas, con consecuencias socio-ambientales mayormente negativas. En el Chaco Americano, el clima es hoy día el único freno al desmonte y la expansión de la agricultura. Este evento romperá esa frontera y la extenderá hacia zonas donde hasta hoy pensamos sería poco viable. Por otro lado, un trigo resistente a condiciones subhumedas permitiría su uso como cultivo de invierno, ayudando a evitar la erosión eólica en la región. Como se ve, los aspectos ambientales pueden ser negativos o positivos.
La última, y tal vez más acuciante, cuestión ambiental es la resistencia del trigo HB4 al herbicida glufosinato de amonio, que es 10 veces más tóxico que el glifosato. La empresa desarrolladora insiste en que el gen de resistencia se introdujo solo como un marcador molecular. Sin embargo, entre las ventajas del trigo se promociona un mayor rendimiento con aplicación del herbicida para manejo de malezas. Está ampliamente comprobado que desarrollos como la soja RR no han disminuido el uso de plaguicias sino, por el contrario, lo han aumentado frente a la aparición de resistencia en malezas.
Lamentablemente, estos aspectos ambientales no parecen ser puestos en juego en la “mesa chica” de decisiones en el gobierno y solo aspectos comerciales definen el futuro de la agricultura en nuestro pais. Cabe preguntarnos por qué sucede eso: ¿es una actitud deliberada de los representantes del poder ejecutivo? ¿Los/as ecólogos/as no tomamos una actitud proactiva para incluir el enfoque ambiental en la toma de decisiones? Son preguntas abiertas para debatir y resolver.